Mintz, Frank

L’anarchisme espagnol (Action révolutionnaire internationale) de O. Alberola -A.Gransac

España : siglo 20MINTZ, Frank (1941-....) ; pseud. Martin ZEMLIAK, Israël RENOV

París, Bourgois, l976, 264 pp.
Este libro ha tenido dos ediciones el mismo año en castellano y en francés (ésta última corrige algunos detalles y por eso la seguimos). Y merece la pena que se publique esta obra en un momento en que, tras la muerte del caudillo, el afán de cierta liberalización de un sector de la burguesía española quiere borrar de un golpe la dictadura.
De hecho desde hace más de unos quince años, sin duda a partir del momento en que el régimen eligió en 1962 no encarcelar y atropellar militarmente los huelguistas, el franquismo se dio una cara honesta, con el pretexto de que no había presos políticos sino algunos delincuentes.
La gran calidad del libro es demostrar no sólo que 1a lucha antifranquista de los anarquistas no cesó desde el fin de 1a guerra civil, sino que cada vez más cada lucha en cada sitio en el mundo adopta enfrentamientos violentos :
"Tendemos a considerar que la voluntad de la mayoría es la de todos; contamos con que las minorías se quedarán esperando tranquilamente su hora, con la esperanza de convertirse algún día en mayoría. No siempre resulta así. Algunos individuos contemplan nuestra democracia, por perfecta que sea, como un simulacro perfecto si se quiere, corrompida, hasta el extremo de quitar cualquier esperanza, por el marco socioeconómico ... "(p.197).
La opresión estatal es tan fuerte que cualquier puesta en cuestión de la jerarquía, del autoritarismo, del modo de vida entraña una represión profunda : los jipis,los jóvenes marginales, los intelectuales del samizdat, los forofos tipo “ juligans ”, los homosexuales son los chivos expiatorios sea en el Oeste, sea en el Este y en China, cuando había el marxismo leninismo puro y duro.
Al mismo tiempo, Alberola y Gransac dan una descripción breve pero honda de la burocratización de un sector del anarquismo español, mientras que parte de los militantes estaban en plena lucha. ¿Quién hoy da una importancia a los comunicados de la CNT contra Sabater? ¿.Quién recuerda otra declaración de la CNT condenando un rapto anarquista :
"Si realmente algunos miembros de la CNT son los autores del secuestro, lo han hecho sin el asentimiento del secretariado Intercontinental, y consideramos en cuanto a nosotros que se trata de una operación puramente negativa" (p.l20).
No obstante en la práctica el anarquismo demostraba su eficacia. Si en 1960 con la muerte de Sabater, el franquismo (y el partido comunista) podían esperar la desaparición de un enemigo peligroso, a partir de l961 hubo tentativas de organizar respuestas anarquistas violentas, dentro y luego fuera. de la CNT. Además la fecha de l962 con la no-represión violenta de las huelgas indicaban claramente que el régimen iba hacia una democratización y una sociedad de consumo, en que el partido comunista tendría (directa o indirectamente) su papel de freno y mordaza de las acciones de las masas, y por tanto frente a la jerarquía de la explotación, la única alternativa sería la.jerarquía de la izquierda tradicional.
Los únicos que defendieron el porvenir del anarquismo fueron 1os anarquistas agrupados generalmente en la FIJL.(Federación Ibérica Juventudes Libertarias). E1 mismo año 1962 la FIJL empezó una serie de atentados contra edi- ficios simbólicos del régimen y agencias turísticas españolas con el doble fin de impulsar la lucha de masas ya presente con las huelgas y de reducir el número de turistas que aportaban al régimen sumas muy importantes para la balanza comer- cial.
Hubo mucho miedo en la cumbre del régimen y arreciaron las detenciones y las penas contra los anarquistas : condena a muerte contra Conill Valls en 1962, agarrotamiento de Granados y Delgado en 1963, de 15 a 30 años de cárcel para atentados contra edificios (como con Christie y Carballo). Pero el aspecto más espectacular fue la serie de raptos ideológicos cuyo primer ejemplo fue cuando la condena a muerte de Conill Valls :
"Nuestro objetivo es atraer la atención de la opinión mundial sobre 1a triste situación de los tres jóvenes libertarios condenados en Barcelona (...) Devolvemos al señor Elías a su familia como lo habíamos prometido, para demostrar que nuestros métodos son diferentes de los empleados por el franquismo "(p.64).
Luego habría el secuestro de Ussía, consejero eclesiástico de la embajada española en la Santa Sede en Roma reivindicado por el Grupo 1° de Mayo (oriundo de la FIJL), con las declaraciones de la CNT ya citadas. Y tras diez días de detención, el Grupo 1° de Mayo liberaba al sacerdote en medio de la expectativa mundial
"esperando que el actual Gobierno español - que con tanto énfasis se proclama cristiano- demuestre muy rápidamente, por su parte, su conciencia y su voluntad de concordia, concediendo la libertad a los demócratas españoles que no la tienen hoy en día" (p.121).
Ahora bien, ¿qué necesidad había de demostrar la falta de libertad o de democracia en España? Si algo estaba claro en política era que el franquismo, incluso para sus mismos aliados, era un escarnio de la legalidad. Y en España, entre los trabajadores, si la huelga era más fácil, no faltaban las torturas contra los cabecillas, o sea que nadie tenía ninguna ilusión. Y el error de la FIJL y del Grupo 1° de .Mayo fue sin duda de no adaptarse a la combatividad del momento, como las acciones de los ácratas y luego del MIL organizando atracos para financiar futuras acciones.
Esta ausencia de reflexiones hace que el libro termina por ser una descripción de actos y atentados en España y en el mundo, sin que haya una discusión entre la similitud y la diferencia entre los palestinos, el grupo de Baader, el GARI, etc. También me parece que se separan artificialmente -quizá sea también un problema de estilo- la violencia organizada de los militantes de la violencia espontánea de los trabajadores, lo mismo en España que en el mundo.
Es de desear que los autores hagan otro libro de estudio y reflexión sobre la violencia actual y las diferentes tácticas, que será el complemento indispensable del primero.
(Cienfuegos Press, N°1, 1976 )
Frank MINTZ