Tenerife, Tierra de fuego, 2010.20 p.

La ideología anarquista siempre estuvo vinculada a la educación, dada las características mismas de su propuesta social. Ya que no se propone el control de las riendas del Estado para imponer un cambio económico y político desde las esferas del poder, sino la transformación integral de los individuos, para lograr así, los objetivos fijados por la vieja Internacional de Trabajadores en 1864: que la emancipación de los trabajadores sea su propia obra.
Los principales referentes internacionales del anarquismo de principio de Siglo Veinte, como Pedro Kropotkin o Elíseo Reclus daban una importancia sustancial a la educación y la transformación moral de los individuos, generando individuos solidarios y productivos, a diferencia de los individuos egoístas y parasitarios fomentados por el capitalismo.