Mintz, Frank

Recuérdalo tu y recuérdaselo a otros. Historia oral de la Guerra Civil española de Ronald FRASER

Guerra de España (1936-1939)PEIRATS, José (1908-....). Sindicalista.- Periodista.- EscritorMINTZ, Frank (1941-....) ; pseud. Martin ZEMLIAK, Israël RENOV

Barcelona, Ed. Critica, 1979.
No hay hasta el momento ningún libro que cubra lo esencial de la guerra civil española. Y si, hasta ahora, tal condición la cumplían por partes los de Thomas, Bolloten, Broué-Témine, Peirats, Líster, y un largo etcétera, es preciso ahora colocar a Frazer , con su monumental y paciente caminar para entrevistar, grabar, picar y seleccionar opiniones de los dos bandos, según un guión a la par cronológico e ideológico.
Fraser ha sabido recalcar la cuestión candente o básica de cada periodo: ejecuciones, organización de la defensa, colectivizaciones, oposiciones de tendencias en un sector; aportando de su cosecha y mezclando citas y notas para llegar a un conjunto que ni es el estudio frío, distante ni el simple monólogo de recuerdos más o menos confusos, sino una olla hirviendo, repleta de verdades que te salpican (porque no hay ídolos inmaculados tras esta lectura).
Creo, por esto, que hay que recapacitar y sacar provecho de las múltiples informaciones, y así trato de aportar una conclusión, ya que Fraser muy lógicamente, deja a los lectores formarse su propio juicio. Ahora bien, por muy libertaria que sea la postura, tiene el defecto de que algunos sólo vean los defectos ajenos y no los suyos.
Fraser muestra cómo la violencia fue aplicada como sistema político de escarmiento y despersonalización por el miedo en la zona franquista (matanzas desproporcionadas con el número de víctimas de derechas, liquidaciones al por mayor : quema de libros, retroactividad de las responsabilidad, etc.), y pese a algunas reacciones, la derecha española repetía, a escala nacional, la masacre contra la Comuna de París. Dicho esto, forzoso es comprobar cómo entre los anarcosindicalistas -a pesar de que en textos como los de Bakunin y Kropotkin se previene en contra de las venganzas ciegas- no hubo una preparación ética. Aunque en los textos presentando el comunismo libertario y las intentonas de 1932 y 1933 no hubo asesinatos ni llamamientos a tales actos, ya el 24 de julio de 1936 un titular de la Soli decía Ojo por ojo y diente por diente . Se puede aducir con mucha razón la reacción instintiva ante los anuncios de lo que pasaba en la otra zona y la influencia de la táctica de liquidación de sospechosos del P.C., con el mismo resultado que lo que cita Solienitsin en el Gulag : Cuando había sacas, había que poner a cualquiera para llegar a las cifras decididas, y así tenemos el caso de Córdoba (se quita uno de los fusilables para poner a un transeúnte), con su parecido en Madrid. Sería darse buena conciencia y olvidar los angustiosos escritos de Peiró en 1936 de Perill a la reraguarda :
"A Catalunya I a Espanya s’havia caigut en aquesta beslalitat. Les vides humanes han estat imolades de la mateixa manera que, a la selva, son imolades Ies vides dels animals impotents (...) afirmo amb plena responsabilitat que tots els sectors antlfeixistes, començant per Estat Català i acabant pel POUM, passant per Esquerra Republicana i pel PSUC, han donat un contlngent de lladres i assassins igual, almenys al que han donat la CNT i la FAI" (p. XVI y XX).
Ya a propósito de Emile Henry (que tiró en 1892 una bomba en un café de burgueses), tenemos la repetición del planteamiento: Henry se justificaba diciendo que si la burguesía detenía a los anarquistas en bloque cuando había un atentado, entonces la pegamos
"en bloque. (Los anarquistas) no respetan ni mujeres ni hijos burgueses, porque las mujeres y los hijos de los a quienes quieren tampoco son respetados .... "
Y Malatesta contestaba que comprendía que durante la lucha ciertas
"naturalezas generosas, pero faltas de preparación moral, muy difícil de adquirir actualmente, llegasen a olvidar el fin a alcanzar y tomaran la violencia como un fin en sí, cayendo en actos salvajes."
Y no se tome lo dicho como superado, puesto que en Italia, a propósito principalmente de las Brigadas Rojas, frente a la postura malatestiana de Rivista Anarchica , el compañero A.M. Bonanno publicó en 1979 el folleto Del terrorismo di alcuni imbecili e di altre cose en que escribió :
"El terrorismo es sólo el del Estado, de los fascistas y de los patronos, La rebelión de los explotados nunca es terrorismo."
Es un gusto ver cómo los Stalin rojinegros en ciernes -afortunadamente- persisten, pese a la teoría y la experiencia
El otro plano que me interesa subrayar, es el del relato histórico en Barcelona, el 20 de julio de 1936
"las masas no aparecieron hasta la tarde cuando la victoria fue segura" [1]. O sea, el papel de las minorías, de la vanguardia, fue esencial, y para los anarcosindicalistas que dejaron a la mayoría organizar un nuevo tipo de sociedad. El que, justamente, parte de esta minoría CNT-FAI, tuviera a continuación una conducta antirrevolucionaria es otro problema (en el sentido de que para unos muestra que la solución estaba en un control más fuerte de la base, y para otros que dicha solución está en la generalización del acto revolucionario y no en el golpe).
Un detalle de cajón es la constatación de la facilidad del paso de las líneas del frente (el caso del novio asturiano) que me recuerda el testimonio de intercambio de pitillos en el frente de Madrid en 1937 en Los Topos [2]. Esto demuestra lo absurdo de la crítica (calumniosa y falsa) de los partidos de fútbol en Aragón entre franquistas y anarquistas, cuando casos de contactos espontáneos ocurrían en todas partes, incluso en zonas dirigidas por comunistas.
Importantes son los testimonios sobre los vascos (desconfianza anti- republicana, y entrega de presos de derecha a los franquistas; la muerte de Unamuno; la visión militarista social tipo Portugal y Perú de Queipo; la ausencia de preparación de guerrillas en Asturias; el testimonio sobre los niños españoles en la URSS y la crítica de militantes comunistas al P.C.
Desde el punto de vista libertario, el libro aporta igualmente mucho. Una primera constatación es que Miguel González Inestal era un permanente pagado a pleno tiempo en la Federación Regional del Norte de Pescadores; y si añadimos que Antonio Rosado señaló en sus memorias [3] que lo era también en Andalucía, podemos concluir que la CNT de 1936 no tenía sólo al secretario del comité nacional como permanente retribuido (Horacio M. Prieto), sino que debia haber uno -¿por lo menos?- en cada regional importante, o sea Aragón, Cataluña, Centro, Levante, Asturias (y llegamos a un total hipotético de 8). Pero si los pescadores tenían un permanente, ¿acaso no lo tenían los metalúrgicos, o los ferroviarios, etc.? De todos modos y sin llegar a la jerarquía social - demócrata y marxista-, distamos mucho de la afirmación de que la CNT sólo tenía un permanente en 1936.
El segundo planteamiento es el del poder. Eduardo de Guzmán declara que Los libertarios
"en Barcelona cometieron un grave error al no tomar el poder al principio, descuidando el que el aparato estatal tenía un peso considerable, incluso desarmado.. "
Y agrega el propio Fraser :
"La oportunidad perdida en Cataluña fue cogida por los libertarlos en Aragón."
Es de notar que la misma postura aparece últimamente [4], si bien durante la guerra nunca se fue más allá de un consejo de defensa o junta revolucionaria (Amigos de Durruti). Y en efecto ya durante la revolución rusa se tuvo la desafortunada experiencia de la dificultad de la coordinación entre fuerzas adversas contra un enemigo común. Tomar el poder es un disparate si los organismos de base no tienen fuerzas. Y de hecho era a veces la situación general de los libertarios en la España republicana, como se infiere de la descripción de la autogestión.
Para la autogestión, Fraser presenta testimonios inéditos y valiosos para Madrid, Cataluña y Aragón principalmente, que merecerían un estudio aparte. Sólo destacaré lo del puritanismo que hasta ahora se ha reservado a los colectivos anarquistas (Brenan, los historiadores soviéticos...) que fue general, puesto que para Asturias se indica que los bares fueron cerrados y beber era una t raición moral a la revolución (lo dice un poumista). Pero para volver a la cuestión del poder, lo que sí era cierto es que los responsables de la autogestión eran nombrados y no elegidos por la base según la tradición de la CNT. Y esta afirmación de Zafón para Aragón se puede generalizar al sector republicano.
Esta impotencia se refleja en la tremenda y profunda influencia de mayo de 1937 y la desmoralización que cundió (colectivos de Badalona) y en Aragón con la intervenci6n de Líster y la inutilidad de resistir puesto que la CNT-FAI había abandonado a los compañeros en mayo [5]. Si los colectivos hubieran tenido una autonomía y una fuerza real, no habrían arriado tan fácilmente la bandera de la emancipación.
.
Esta serie de dejaciones hizo que el localismo fuera tan fuerte (Fraser a propósito de Asturias) y tan extendida la corrupción y el soborno (como en el testimonio de Capdevila). Quizá tenga bastante razón el falangista David Jato:
"A los seis meses del principlo de la guerra la mayoría de los mejores militantes de la zona roja habían muerto (...) Los que quedaban en la retaguardia no eran, ideológicamente hablando, los mismos."
Pero yo interpreto esto no en el sentido de que muerto el jefe, se deshace el ejército o de que faltaba un Lenin español [6], sino de que faltó una segunda ola militante que se habría formado sobre la marcha, pero faltaron las condiciones de organización anarquista de abajo arriba, pese a la autogestión que quedó bajo el control de los jerarcas de las organizaciones y partidos.
(Bicicleta N°27 , 1980)
Frank MINTZ

[1Retraduzco del inglés Blood of Spain (The experience of civil war) Londres, Penguin, 1979; de pasada anoto que el título original es “Sangre de España La experiencia de le guerra civil 1936-1939”, que me gusta más que el castellano

[2pp. 28-29. Torbado - Leguineche 1977. Barcelona.

[3Tierra y Libertad, Grijalbo, 1979

[4Abraham Guillén en Bici , N°.25

[5testimonio inédito de Eugenio Sopena de Barbastro

[6como Abrahan Guillén en Historia de la revolución española , Buenos Aires, ed. Coyacan,1961, p.33