Mintz, Frank

El movimiento obrero español (Historia y crítica) 1886-1926 de Manuel BUENACASA

movimiento obreroEspaña : siglo 20España : siglo 19MINTZ, Frank (1941-....) ; pseud. Martin ZEMLIAK, Israël RENOV

París, Familia y Amigos del Autor, 1966, 220 pp. [se incluye en el mismo volumen Figuras ejemplares que conocí p.221-320]
Nettlau alentó al compañero Buenacasa a que se dedicara a la tarea de historiador, en el mismo sentido de autocrítica que siempre utilizó, y que Buenacasa hizo suyo desde la primera página :
"Indudable también, el mencionado organismo [CNT], en los años que transcurren desde 1919 hasta hoy, ha sufrido los más lamentables errores y las más funestas desviaciones.(...) ¿ Por qué no hablar de lo bueno para que sirva de estímulo y de lo malo para anatemizarlo?" (p.25)
Una visión interesante de Buenacasa es brindar una evocación regional tras la exposición general, con contribuciones de militantes de cada zona, y destacar
"la diferencia enorme que existe entre la mentalidad del paria castellano, siempre esclavo voluntario, y la del siervo andaluz, siempre libre hasta cuando está en la cárcel" (p.117-118).
El otro rasgo es la mezcla de citas de documentos sindicales oficiales (sin nota alguna), con una cronología entre breve y detallada, y juicios personales directos. La ventaja es aclarar muchos hechos, a pesar de lo tajante.
Así la actitud propuesta por Salvador Seguí de no oponerse activamente al cierre patronal en Cataluña en 1919 merece la siguiente observación :
"Se les aconsejó [a los trabajadores] la resistencia pasiva y hoy lo lamentan. A las diez semanas de lockout la organización obrera quedaba deshecha y desmoralizada"(p.74).
En cambio, la táctica del sindicato único casi no está presentada, porque visiblemente Buenacasa estaba más impresionado por las secuelas del pistolerismo en Cataluña :
"Al asesinato en la vía pública sigue una persecución autoritaria sañuda y constante; lo mejor de lo mejor de nuestros cuadros está amenazado del dilema : morir, matar, huir o caer en prisión. Los violentos se defienden y matan; los estoicos mueren y también los bravos, a quienes se asesina a traición; los cobardes o prudentes huyen o se esconden; los despreocupados más activos dan con sus huesos en la cárcel. Y por si fuera poco un nuevo elemento entra en liza. Me refiero a los bolcheviques. Desconocidos aún por las autoridades, emboscados mucho tiempo, aprovechan la ocasión que motiva los desastres apuntados para asaltar los cargos principales de la Confederación en Cataluña" (p.94).
De ahí, la iniciativa de Seguí y unos más de pedir en nombre de la CNT a UGT la firma de un pacto común en 1920. Buenacasa anota :
"El mismo organismo a quien la Confederación Nacional del Trabajo declaraba amarillo y traidor ocho meses antes, es ahora requerido por ésta para que la ayude en su humana tarea de combatir el crimen" (p.96).
Buenacasa destaca una visión de Seguí, Peiró y Pestaña en 1922 sobre la CNT y la política
"que rechaza franca y expresamente la actuación parlamentaria y colaboracionista con los partidos políticos por una parte, y que, como organismo, es integral y absolutamente político puesto que su misión es conquistar sus derechos de revisión y fiscalización de todos los valores evolutivos de la vida nacional" (p.109).
Y añade :
"Yo no vi mala intención en los dictaminadores del tema, la mala intención la demostraron los periodistas burgueses al tergiversar en provechos de sus amos y particulares intereses de partido una cuestión que no decidía lo que ellos insinuaban "(p.109).
Buenacasa subraya que con el golpe de 1923 de Primo de Rivera cesa la actividad organizadora de la Confederación (p.113), eufemismo que oculta la incapacidad y la debilidad de la CNT para reaccionar, tras los embates del pistolerismo y del entrismo comunista. Por eso es una lástima que el autor haya utilizado el símil del ave fénix que renace de sus cenizas para cualificar la reaparición de la CNT un año antes (p.106).